Los refrescos o bebidas carbonatadas se consumen en grandes cantidades en todo el mundo, especialmente
entre la población joven. Su gran consumo se debe principalmente a la inmensa
campaña promocional que las industrias imponen en la sociedad y al
desconocimiento de los efectos adversos que trae el consumo de estas bebidas
para nuestro organismo.
No es fácil
reducir su consumo ya que tienen un fuerte poder adictivo debido a los azúcares
simples que poseen así como a la cafeína y otros químicos.
Se debe conocer el efecto de sus ingredientes y no permitir que esta bebida
reemplace nutrientes naturales de una dieta, ni una hidratación adecuada.